Rumi Punco, el portal de las montañas
Rumi Punco, palabra quechua de la lengua cacana que significa “ Puerta de Piedra”. Enclavada al sur de la provincia, es la última localidad que limita con Catamarca. Circundada con grandes extensiones de sembradíos, aunque es una localidad rural su población se concentra en una calle principal. Su población asciende a alrededor de 1.600 habitantes que cuentan con una Delegación Comunal , un Juzgadote Paz, una comisaría y el CAPS, que ofrecen los servicios públicos esenciales faltando una oficina de correo.
Su origen data del año 1.902 cuando dos vecinos: Carabajal y Maidana se instalan en estas tierras, uno acosado por l escasez de agua de El Suncho y otro por las continuas inundaciones de San Francisco.
Su acceso es sencillo y seguro. La Ruta Nacional N 38 nos lleva hasta su seno, siendo el paso obligado y único para la vecina provincia catamarqueña.
BELLEZA NATURAL
Cuando se accede al pueblo por el norte, la tranquilidad del camino permite disfrutar de la inmensa gama de verdes que se extiende por doquier. Los trigales como inmensa alfombra verde, invita a regresar a la infancia extendiéndonos en su frescura para girar y girar…
Hacia el suroeste, como imponente marco azul, las cumbres de Narváez se levantan… Cubiertas de generosa vegetación encierran mil historias, tanto misterio.
Adentrándonos en la espesura del monte cuando el camino se enangosta en una senda como la boca de un inmenso moustro, se abren oscura, frías y húmedas las fauces de los dos túneles por las que debía pasar el trunco ferrocarril mostrando orgullosa el año de su construcción 1.950. la última estación sita en Rumi Punco se llamaba Superí en honor a aquel valiente soldado de la gesta por la independencia.
Tomando otros caminos muy próximos a la escuela ( 3 o 4 cuadras) se asciende a las primeras sierras observándose vestigios de la civilización indígena.
Allí, escuchando el silencio se oyen:…
Si, son voces… las mujeres alrededor de los morteros colectivos conversan… Más atrás, los indiecitos corretean. Ríen, gritan.
El lugar embarga el alma… transporta tu imaginación vaya a saber a qué aventura.
En las cumbres más altas, la belleza que vemos es indescriptible, desborda los ojos. El Río Huacra serpentea entre las quebradas lustrando las piedras que a veces quieren impedir el paso. Mezquinan el agua para derramarla más allá. En la represa que alimenta al pueblo.
Este es el contexto que me alentó a escribir esta experiencia de vida…
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